La comprensión comienza con hacer una imagen mental de la cosa, evento o proceso que se está estudiando. Si una persona no puede hacer una imagen mental de algo, es seguro que no sabe qué es; mucho menos que lo comprenda más a fondo.

Por ejemplo, si te digo: “Por favor, muéstrame una munze”, observa que no tienes una imagen mental de “munze”. No tienes imagen mental alguna porque no sabes, no comprendes lo que es una “munze”. Al no entender “munze”, no tienes Poder Personal: no puedes actuar.

“Munze” significa “moneda” en alemán. Nota que en cuanto te digo que “es una moneda”, haces una imagen mental de una moneda y este es el comienzo de tu comprensión. Ahora que comprendes, tienes la inteligencia de saber lo que es una munze, y puedes actuar. (Usé una palabra que probablemente no conocías para asegurarme de que tuvieras una Palabra Mal Entendida, y por lo tanto, de que no pudieras hacer una imagen mental.)

Ahora que sabes que “munze” es una moneda, observa cómo puedes hacer una imagen mental. Si quisieras recordar lo que es una munze, reforzarías la imagen y su conexión con “munze” en tu mente, para grabarla bien.

Haces imágenes mentales cuando aprendes nuevas palabras para saber lo que quieren decir esas palabras. También haces y usas imágenes mentales en el razonamiento; el hecho de que no hayas estado consciente de eso, no quiere decir que no las tengas.

Como ejemplo tomemos dos oraciones. Observa cómo ves la primera en la mente, y con la segunda te quedas en blanco.

1. El teatro estaba atestado de gente.

2. El diorama no estaba en su lugar.

Con la primera oración haces una imagen de un teatro lleno de gente. Pero con la segunda oración te quedas en blanco y confundido; no puedes formar una imagen si no sabes lo que es un diorama.

La comprensión comienza con poder hacer una imagen mental de una cosa o evento, y se puede expandir para incluir a toda la información adicional deseada, necesaria, o posible.